jueves, 16 de febrero de 2012

Entre las confesiones de Brithany Gardner (Parte III)


   Ahí estaba ella otra vez, Hermosa, rozagante, demostrando esa naturalidad que tanto le caracterizaba. Pero…  algo pasaba ¡NO PODIA VERME! Nos encontrábamos respirando el mismo aire, pero yo, estaba nuevamente en mi único mundo, viendo la trama más perfectamente dolorosa…Y… ¿Cómo me podía sentir en ese momento? Por más clases de actuación que recibía, solo podía demostrar lo que sentía, pero… ¿Qué era lo que sentía? ¿Soledad y vacío? ¡NO! Era como esa sensación del alma al cuerpo. Como si me hubieran arrebatado algo, pero… ¿Qué era? ¿El alma quizás? ¿Cómo algo tan abstracto,  puede ser arrebatado? Y es que no la podemos ver, pero es tan frágil, que basta con una sola palabra para destrozarla. Tal cual como las muñecas de porcelana: Bellas, delicadas y frágiles. Así era yo, así era ella…Como la rosa, que con sus espinas demuestra fuerzas, pero caen sus pétalos al intentarla dañarla. ¡Si como la rosa!...Como la rosa que se hallaba en mi habitación; aquella que le intentaba transmitir felicidad en un pequeño rincón. Una rosa que no podía florecer; y yo  solía observarla por largas horas preguntándome por qué no había abierto al fin sus suaves, delicados y hermosos pétalos. Por qué aun se mantenía tiesa mostrando aquellas espigas que las otras no tenían ¿Acaso tenía miedo de mostrarse al mundo exterior? Ella sabía que era la más hermosa rosa de todas; poseía un color nunca antes visto que irradiaba luz en la oscuridad de mi refugio. Allí se encontraba, intacta, incapaz de mostrarse tal cual era; y eso hacía que a su vez fuera débil, frágil y vulnerable. ¡PERO NO! ¡ERA FUERTE! ¡Si que lo era!, la pequeña rosa solo sabía a quien mostrarse y lo hacía muy lento, para que ella perdurara por mucho más tiempo. Pero no fue así como ella creía, una mañana ya había desaparecido. ¿Y quién pudo haberme arrebatado la única musa que me mantenía viva, en medio de tanta oscuridad? Tal vez haya sido mi madre. Había comenzado a detestar las rosas luego de que mi padre se marchara y nos abandonara sin decirnos nada. Fue en ese preciso momento en el que ella comenzó a llegar borracha a la casa y salía a trabajar en las noches en los clubes como desnudista. Se había acostado con cada hombre que le ofrecía dinero, el cual siempre lo gastaba en alcohol y cigarrillos y una que otras veces  en comida para la casa, pero solo cuando no se acordaba de comprar miles de tacones de aguja de 15 cm de largo. Mi madre dejo de ser esa figura protectora y acogedora, para pasar a ser una perfecta extraña con la cual convivía y cruzaba unas tres palabras en la mañana antes de que ella se fuera a la cama a dormir.            Enseguida volví a la realidad, observando tristemente aquella perturbadora escena. Aquella mujer de la que creí haberme enamorado se encontraba con otro y yo solo me preguntaba, si podía recordar todo lo que vivimos. Era como una pesadilla en  un mundo paralelo. ¡NO ERA ELLA! ¿Quién era entonces? Intentaba observarla las veces que fuera posible, para así hallar a la mujer que me consumió entre sus labios como un cigarrillo, la que hizo que transitara en un mundo placentero, mientras teníamos sexo en el dormitorio que me evade de recuerdos imposibles de olvidar. Y es que…¿Acaso me volví invisible yo? Solo podía hacerme miles de preguntas. ¿Qué signifique para ella? ¿Fui una aventura? ¿Quién es la mujer de la cuál me enamore y quién está ahora dentro de su frágil cuerpo? Lo único que sentía en ese momento era acercarme y hablarle como si nunca antes la hubiera visto. Y tan solo decirle: ¡Hola perfecta desconocida! Soy Brithany Gardner, y quería preguntarte… ¿Alguna vez nos hemos visto? 

     

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